lunes, 12 de septiembre de 2022

domingo, 2 de agosto de 2020

La dificultad del juicio y la desilusión
Este indigente que duerme en una de las banca de “murciélago” que tiene el paseo ciencias, esta queda al frente del antiguo edifico de INAVI, tenía tres días viéndolo con otros indigentes hoy decidí llegar a hablar con él estaba solo, le pregunto si me permitía sacarle unas fotos y no me entendía se levanta de la banca y camina hacia mi lado y me pregunta, que me dice no le escucho bien, que si le puedo hacer una fotografía y me responde a si bueno, le dije gracias, y nuevamente se sentó en la banca, abrí el morral y saque cuatro panes que había comprado y se los di y me respondió “el pan nuestro de cada día”, y “deja que todos vengan a mí”, “tenemos que tener fe” como lo dice el sacerdote de ahí de la iglesia, luego saca un libro todo maltratado por el mal uso y los años entre papeles rotos era la “Revista de Literatura Hispanoamericana 2da época” de La Universidad del Zulia, dirigida y curaduría del Sociólogo Miguel Ángel Campos y sorpresa para mi aquel libro lo había diseñado yo en el año 1995. Y el indigente empieza a leer y al pasar la página se levanta hacia donde yo estaba sentado tomándole las fotos y me lee el título “La dificultad del juicio y la desilusión” de Luis Pérez Oramas. Y dice qué difícil es todo ¿verdad?, ni los millones que podamos tener nos salvaran, solo sirven por un rato no son eternos y tampoco nos los llevaremos cuando aquel que está arriba “dios” nos llame, tenemos que ser bondadosos. ¿Acaso el indigente interpreto el titulo o ya había leído el articulo?.
Mientras sigo haciéndole las fotografía, dice que vino desde Guayaquil a Venezuela muy joven por un futuro mejor y porque el Bolívar valía más y el Sol nada, le dije a mi familia que les enviaría dinero de lo que yo ganaría, de pronto deja de hablar y después de un silencio dice, señor yo soy soldador, hago ventanas rejas y si me encuentra un trabajo se lo agradecería, yo fui reservista en mi país, nuevamente hace silencio y luego sigue hablando, yo vivía allá atrás en las pulgas y un día sentí que el rancho se estaba cayendo” era un tractor de la Alcaldía que estaba tumbando todo hasta el de los pollos y gallinas los tumbo no dejaron nada y desde entonces aquí duermo pero me han robado toda la ropa y esto es lo que me queda “pero tenemos que tener fe”, como lo dice el sacerdote de ahí de la iglesia, “buenos días señora”, “buen día señorita”, “buen día señor”, “buenos día estrella que pasa por mi frente”, sentado en la banca se dirigía hacia las personas que pasaban por delante de él, ninguno le contesto al indigente que es amable y respetuoso. Entonces le dije hasta luego amigo y me respondió gracias por los panes y que dios lo bendiga.














miércoles, 2 de mayo de 2018

Jardín Botánico de Maracaibo, floración de los curarires la única nevada amarilla.

Jardín Botánico de Maracaibo, floración de los curarires la única nevada amarilla que podemos observar en todas sus gamas de colores cuando sus flores caen entre todos los árboles y la tierra. (floración tercer día).
Solo los amantes de la flora logran ver y contemplar este el regalo que nos ofrece la madre naturaleza el esplendor de la floración de los curarires, esto aconteció entre el 27 y 30 de abril, cuando caen las primeras lluvias a finales de abril y comienzo de marzo. Dos días después de las yemas aparecen sus primeras flores el tercer día están en todo su esplendor el cuarto día empiezan a caerse las flores debido a los vientos y que son sumamente débiles y no aguantan su peso, pasados esos cuatro o cinco días los árboles vuelven a su estado normal, con su respectivo color verde permaneciendo así hasta entrada del verano y luego entran en estado de latencia (Condición especial de crecimiento suspendido en el cual la planta y algunas partes de la planta como las yemas y las semillas no comienzan a crecer si no se dan determinadas condiciones ambientales, dependiendo de la especie, este periodo es más acusado en unas plantas que en otras.) hasta el próximo año.
…Juan Marrufo, director del Jardín Botánico de Maracaibo e ingeniero forestal, asegura que muchas personas suelen confundir al araguaney con las variedades de la familia de las bignoniáceas, que también florean en color amarillo durante estos días, al pensar que sólo es esa planta la que pinta la geografía nacional. Marrufo asegura que cada una se distingue por un matiz y textura diferente. "La flor del curarire es más fina, la del araguaney es más gruesa, se abre un poco más y su amarillo es como el sol; la del guamacho, también conocido como supire, tiene un amarillo brillante y de unos cuatro centímetros de ancho. Lo único que tienen en común, además del color, es el tiempo en que florecen, pues todas lo hacen entre febrero y abril"…
NOTA: los días 4 y 5 no pude hacer mas fotografías debido a que se me daño la memoria de mi cámara de 64Gb.